RETROSPECTIVA DE LA CIUDAD
SAN JOSÉ DE CÚCUTA.
Leonardo Yotuhel Díaz Güechá.[1]
1Abogado, Universidad Libre Cúcuta,
Especialista en Gerencia de la Informática Universidad Remington Cúcuta,
Candidato a Magister en Educación Universidad Simón Bolívar, Docente del Programa
de Derecho Universidad Simón Bolívar extensión Cúcuta, Miembro del Grupo
Decofron, coordinador semillero holístico. Email: Autor responsable de la
correspondencia: l.diaz01@unisimonbolivar.edu.co
Resumen;
El presente documento pretende aproximar al lector a la historia
de los pueblos latinoamericanos en la época colonial, en especial la formación
como ciudad de San José de Cúcuta desde su inicio. Mostrado literariamente sus
personajes históricos, la arquitectura, las costumbres, acontecimientos y su
desarrollo socio económico así como sus leyes de fundación, para ellos utilizamos
el relato cronológico y tomamos como escenario la conmemoración del día del
cuerpo logístico y administrativo del ejército nacional colombiano.
En el marco de la conmemoración del día del cuerpo logístico y
administrativo del Ejercito Nacional, en especial el comandante del batallón
A.S.P.C. N° 30 Guasimales”, Teniente Coronel Samir Yesid Urazan Garcia[2],
quien hace la invitación para participar como orador en el tema de la historia del
General Francisco de Paula Santander, “el cucuteño” fundador de la República[3]
padre de la logística militar. Para ello el firmante propone fundamentar el discurso
en el tema histórico de la ciudad como cuna-arraigó del hombre de la leyes,
General Francisco de Paula Santander y su desarrollo cultural desde lo
socioeconómico.
La ciudad de San José de Cúcuta, al igual que otras ciudades colombianas
y latinoamericanas, inician su formación de manera natural e ingenua, dando
respuesta a las necesidades de los administradores y de los administrados,
fundamentado en el desarrollo cultural de los pueblos, implicando esto un auge
de apropiación del entorno, orientado principalmente por la religión, la
economía, la violencia y las orientaciones políticas, de los administradores: Esto
durante el siglo XVIII. Dichas apropiaciones se realizaron sin la intervención
de expertos en el tema, aún más se atreve a firmar la historia que se hizo a
pulso, a corazonadas, sin estudios que contemplaran el rigor académico
necesario para tal fin. Así las cosas se dan las aproximaciones para el
nacimiento de la ciudad de San José de Cúcuta, el día 17 de junio de 1733, y al
final fue creada por la ley 25 de 1910.[4]
Es muy común escuchar al ciudadano de a pie en sus tertulias
interminables de la historia de su ciudad natal, que en su juventud disfruto
mucho más de la ciudad qué lo qué ahora lo hace, expresando “esta ciudad era
más divertida, más interesante, más culta…”. Esta comparación del ayer y del
hoy debe ser escuchada y analizada desde el contexto real y no en la fantasía
del hablante pues caeríamos en el aquel relato mágico de Garcia Márquez[5]
con su macondo, por ello es necesario diferenciar los ambientes (ayer-hoy), los
ritmos de crecimiento económico, las costumbres, la recreación, la única
religión impartida, y la aplicación tallada de la urbanidad de Carreño por
nuestros ancestros. Entonces la pregunta es; el ciudadano de la Cúcuta de ayer
se divertía más que los de ahora? El ciudadano de la Cúcuta de ayer gozaba de
mayores oportunidades para su desarrollo cultural?, pues una de las respuestas
podría ser que el ciudadano de ayer desarrollo formas ingeniosas como para
divertirse y aprovechar las oportunidades al máximo que se le presentaba en los
diferentes contextos, aunque ilimitados escenarios como: bailes con tiple,
coplas y palmadas, en contra respuesta que los ciudadanos del hoy conocen
muchas canciones extranjeras y poco sabor de lo nuestro. En sus orígenes, San
José de Cúcuta estaba poblado por la esencia indigenista, representada por
CUCUTA principal cacique que tenía dominio sobre los territorios comprendidos
entre los ríos Táchira, Zulia y Pamplonita, GUAIMARAL, de origen guajiro, hijo
del cacique MARA. Este último ejercicio sus dominios por los lados del lago de
Maracaibo, GUAIMARAL, recibió del cacique CUCUTA sus dominios en calidad de
hijo adoptivo puesto que el jefe estaba muy anciano, CINERA, famoso jefe de la
tribus belicosas que habitaban las riberas del rio Sulasquilla, sito que
corresponde a Salazar de las Palmas y Arboledas. ZULIA, india distinguida,
GUAIMARAL y ZULIA se unieron en lucha y amor carnal en defensa de sus
territorios que llegarían hasta Pamplona, quienes se concentraban en bohíos,
con sus dichos, expresiones, comportamientos y costumbres mescla del arraigo
entre colonos y conquistadores sin dejar de lado la familia y el ambiente
natural del valle del Pamplonita.
El aporte bravío de la comunidad indígena habitantes del valle de
Cúcuta, refiriéndonos además a los indios, Chitareros y Motilones sumando el
acervo español, se agrega el de los ciudadanos italianos y alemanes. Este
mestizaje, dado en un suelo cálido y quebrado geográficamente puesto que el
económico gozaba de buena salud, origino al prototipo de cucuteño fornido,
inteligente, recursivo, combativo, risueño, tomador de pelo, con temperamento
egocentrista, con sentido de pertenencia y como decían los griegos sentido de
ciudadano, imitándolo hasta en su mayoría de raza blanca, hidalgo y adicto al
pulimento del espíritu sano y un bagaje cultural amplio, pero sobre todo amor
por su terruño.
Por eso un aspecto importante desde el origen de la ciudad de San
José de Cúcuta, es el conocimiento y la valoración de su propia cultura, pues
permite reconocer su identidad y firme proyección hacia el futuro, que será
superable cuando se invierta en valores que proyecten la educación entre los
jóvenes para así amar la ciudad.
Citando al historiador
Rafael Eduardo Ángel quien describe en el libro titulado “historia de Cúcuta”[6] manifiesta que los indio
motilones “cabeza rapadas” "Motilones bravos" actualmente llamados más propiamente barí,
"Motilones mansos" actualmente llamados más propiamente yukpa, tribu guerrera, enrevesada ante el
sometimiento durante las fases de la conquista española.
La ciudad de San José de
Cúcuta, en el trascurrir aproximado de dos siglos fue escenario de progreso,
estancamientos y de nefastas decisiones que llevaron al traste lo anterior,
pero fueron las políticas socioeconómicas – las rutas del comercio - que marcaron
el derrotero de la ciudad, así como en su momento lo fue el oriente.
El establecimiento
político administrativo de la Grita alrededor del año 1567 y de la
municipalidad de Salazar de las Palmas en el año 1583, trazo la frontera con
los motilones, mientras que la antigua provincia de Pamplona seguía
concentrando el poder de la administración y sitio logístico estratégico para
aquellos incipientes expedicionarios, mientras que la tierra de la provincia de
Ocaña se afianzaba como la ruta del comercio por el navegable rio magdalena y
la ciudad hoy venezolana de Mérida, siendo San Cristóbal el mediador geográfico
de la ruta comercial.
El coraje y rebeldía de
los indios motilones que se reflejaban en las luchas sangrientas para no ser
colonizados y la suma de los ataques que ellos hacían a los asentamientos de
los blancos, eran la fuente primordial por el cual no se fraguaba totalmente el
asentamiento de parte y parte, ya que el dominio territorial implicaría tener
el dominio sobre el corredor de comunicación con las costas del océano
atlántico y al caribe, específicamente las ciudades costeras de Santa Marta,
Cartagena de Indias, y mágico lago de Maracaibo. Al cual nos referiremos en
otro documento. Convirtiendo la población de San Faustino en el fuerte de lucha
del motilón en su Norte y Salazar de las Palmas en el Occidente.
El origen de Cúcuta se
remonta hasta las “leyes de indias”[7] ya que estos pueblos o
poblaciones como bien tengan a denominarlos no tenían la organización exigente
para una municipalidad, la cual debería contar con gobierno propio y la
representación del común o de la “cosa pública”[8], nuestra población nace
entonces de un asentamiento precolombino el cual lo da en dejación Miguel
Tieal, entonces tomado por Sebastián Lorenzo a encomienda en 1550 de Pedro
Ursúa. Para entonces la administración de estos asentamientos que recibían el
nombre “reducciones”. Reducciones limitadas a un ejido de una lengua de largo de
tierra donde podían cultivar y pastar el ganado o los animales domesticados sin
dejarlo confundir con las propiedades de los otros y de los otros españoles, haciendo
una comunidad de aguas, tierras de entradas y salidas. Administrada a través
del cacique, del clero doctrinante, de un protector o procurador español.
La rebeldía y hostilidad
demostrada incansablemente por los indios motilones del asentamiento de Cúcuta
lo que hoy conocemos con el nombre del barrio San Luis en contra de aquellos
blancos sumado a la vez a los intereses económicos ya marcados para la fecha
fueron el detónate o la excusa perfecta para que los últimos mencionados
alzaran su voz y solicitaran la creación de una nueva parroquia a la cual le
dieran el nombre de nuestro patrono San
José.
La dama pamplonesa Doña
Juna Rangel de Cuellar dono de sus haberes 782 hectáreas en el llamado sitio
Guasimal, mediante acto solemne de estancia mayor, realizado mediante escritura
pública ante el alcalde ordinario mayor de Pamplona, don Juan Antonio de
Villamizar y Pinedo en el año de 1733 el día 17 de junio, acto realizado en su
casa del sitio Tonchala, firmada la escritura de donación los testigos
aceptaron por sí y en nombre de los demás vecinos suscribiéndose a la
escritura.
Posterior al acto
solemne se dieron otros como el otorgamiento del contrato de poder al abogado
de la Real Audiencia de Santa Fe[9] para elevar dicha
solicitud de levantamiento y creación de la parroquia ante la autoridad
competente, a su vez se obligó a los vecinos que con su peculio se construyera
la iglesia y congrua del cura. Así las cosas el cabildo de Pamplona manifestó
que ciertamente aprobaba la nueva parroquia.
Tramite que concluyeron al otorgar licencia e arzobispo de Santa
Fe, llamado Monseñor Alvarez de Quiñonez Claudio, en noviembre 13 de 1734 bajo
el nombre Parroquia de San José del Guasimal.
La arquitectura de ciudad podía reflejarse en la iglesia de
arcones de madera y paredes levantadas en barro embutido, cubierta en madera,
dotada de tres puertas cuya principal contenía un cerrojo y llave, alrededor de
ella se demarco la plaza, las calles, los lotes a mediana estancia y los ejidos
del pueblo convirtiéndola en el epicentro económico social y cultural , donde
los trabajos forzados de los esclavos para su construcción y los trabajos del
campo para el sostenimiento de sus
habitantes y el comercio con los vecinos coloreaban el cuadro de la aldea
naciente.
La vida comercial la daba el cacao, las perlas, la caña entre
otros bienes naturales, durante el siglo XVIII este progreso considerable llevo
a convertirla en la más prospera de las poblaciones de los valles del Zulia y
Pamplonita. Junto a ella se creó la vice parroquia de Nuestra Señora del
Rosario de Cúcuta, con la finalidad de satisfacer las necesidades espirituales
de esa parte del valle, esta dos parroquia sin proponérselo se ataron en el
destino del nombre de Cúcuta.
Pero estas no eran estáticas en sus aspiraciones, tanto que las
llevo a obtener del rey español Carlo IV el título de “villa” otorgada en
cedulas Reales datas el 18 de Mayo de 1792. Denominado a San José como “muy
noble, valerosa y leal villa” y a la del Rosario “noble, fiel y valerosa
villa”.
Transcurrido casi el año en abril 21 de 1793, quien ejercía como
teniente de corregido del Pamplona don Juan Antonio Villamizar Peña en comisión
del señor virrey de Santafé otorga a los vecinos de la parroquia de San José el
título de “muy noble, valerosa y lea villa de san José de Guasimal”. Pregonado
entonces agrito y a son de caja en la
plaza.
Posteriormente se estableció la renta, se reconocen los linderos
de la jurisdicción, se nombra el 4 de marzo de 1793 a don Felipe Antonio De
Armas, como maestro de escuela siendo el primero en este ejercicio, asignándole
un sueldo de $12,50 mensual, dinero recogido entre los habitantes, de igual
manera el corregidor de Pamplona don Juan Antonio Villamizar Peña, nombre como
cabildantes a los caballeros que se le consideraba dignos, honorables, cívicos,
morales y con al todo sentido de ciudadanía, lógico es que entre ellos no
podían ser nombrados quien tuviera deudas, ni causas criminales. Cuanto
añoramos este pasó de la historia. Estos distinguidos caballeros fueron; Luis
Igacio Santander, primer presidente del cabildo, Ignacio Rovira, quien una vez
se recibe el nombre de real villa de San José de Cúcuta en al año 1792 será
nombrado como el primer alcalde, Antonio María Ramírez, Pedro Felipe Machado,
Mateo Vezga, salvador de Colmenares. Quienes luego de su nombramiento y
posesión, elevaron a Cúcuta a la categoría de municipio el día 6 de mayo de
1793. Mencionando a las autoridades gubernamentales debemos mencionar el nombre
de don Andrés Quintero como gobernador interino y en propiedad a don Francisco
Sorzano.
Tomando como referencia la obra “pasado y presente de la ciudad”
del autor don Antonio Garcia Herreros pg. 27 la ciudad ha tomado varios nombres
entre ellos;
Desde 1733 a 1792 recibió el nombre de Aldea.
Desde 1792 a 1824 recibió el nombre de Villa.
Desde 1824 a 1850 recibió el nombre de Cantón.
Desde 1850 a 1855 capital de provincia de Santander.
Desde 1855 a 1857 recibió el nombre nuevamente de Cantón.
Desde 1857 a 1886 recibió el nombre de Capital del municipio de
Cúcuta.
Desde 1886 a 1908 recibió el nombre de capital de la provincia
de Cúcuta.
Desde 1908 a 1910 recibió el nombre de capital del departamento
de Cúcuta.
Desde 1910 hasta hoy recibió el nombre de capital del departamento
Norte de Santander.
En nuestra Villa del Rosario nace el General Francisco de Paula
Santander, en una casa grande con amplios corredores el día 2 de abril de 1792,
descendiente de don Juan Agustín Santander y doña Manuela Omaña, aprende sus
primeras letras en su casa, y luego pasa a la ciudad de Bogotá, como alumno del
colegio San Bartolomé, luego se convierte en profesional militar sirviendo con
desinterés a su patria Colombia. Muriendo en el 6 de mayo de 1840.
Una página de la historia muestra la fecha 6 de mayo de 1821
cuando se reúne el congreso en el templo histórico de villa del rosario de
Cúcuta, este congreso ratifica la ley de Angosturas de 1819 la cual disponía
“la unión de las repúblicas de Venezuela y Nueva Granada, en una sola con el nombre
de República de Colombia, nombrando como presiden a Simón Bolívar y como
Vicepresidente a Francisco de Paula Santander.
Luego de las luchas indígenas, de los reconocimientos legales
del Rey de España, de la independencia y fundación de Cúcuta, el 18 de Mayo de
1875 se enluta esta ciudad a causa del terremoto, que sucede a eso de las once
y cuarto de la mañana, tumbando literalmente la ciudad, dejando solo un manto
de polvo y escombros, pero aun así surge nuevamente al ciudad de Cúcuta como el
ave fénix.
Tal vez todo ello llevo a que en Cúcuta, pudiéramos vivir según
comenta don Carlos Jácome, el primer vehículo de ruedas traído por
Domingo Díaz, y el primer automóvil marca Ford de denominación “tres
patadas”, que trajo don Enrique Raffo el 19 de agosto de 1912. El primer
teléfono que se instaló en Colombia en el año 1890 a don José María
Polanco. La primera refinería que se conocía en Suramérica en 1910 por
el general Virgilio Barco Martínez. La primera planta eléctrica que se
conoció en el país instalada en 1907 a don Augusto Duplat. Ver el aterrizaje en
la copa de los árboles de un cerezo, cerca de la cancha de futbol del colegio
Provincial de San José el 16 de marzo de 1923 vuelo Cúcuta – Pamplona por don
Camilo Daza, bueno no sin antes recordarles que el 2 de noviembre de 1922 ya
había realizado el vuelo a Cúcuta de ahí que nuestro aeropuerto lleve su
nombre. El ferrocarril de Cúcuta, llegado a la ciudad el día 6 de
febrero de 1887, el cual llego a contaba con tres líneas; 1. La norte con una
extensión de 60 kilómetros de Cúcuta a puerto Santander. 2. La línea sur con 43
kilómetros iba hasta el diamante, vía hacia pamplona. 3. La frontera con 16
kilómetros de la estación hasta la frontera con Venezuela, frente a San Antonio
del Táchira. Además con un tranvía que recorría la estación terminal del
transporte hasta el puente de San Rafael en tres kilómetros. Pasamos también la
vergonzosa guerra de los 1000 días, el cucuteño se dio la tarea de
organizar el campo del comercio y la de industria esto con la monta de la
primera industria de bebida a base de malta denominada “cervecería Santander”
en el año 1912, y para el año 1929 aparece la cervecería nueva de Cúcuta que
dio origen a Bavaria S.A... Surge también Fósforos de don Virgilio Barco
Martínez en 1912, la fábrica de loza fundada por Wilfredo Arocha,
Ildefonso Bellozo y Meliton Angulo, quienes utilizaban el caolín extraído del
cerro tasajero. La fábrica de cemento en 1919 de don Francisco Antonio
Entrena y la colaboración de don Meliton Añez, con el nombre de San José de
Cúcuta. La fábrica de Hilados y Tejidos, organizada por Pedro Felipe
Lara la cual paso a Medellín convirtiéndolo en la capital textilera de
Colombia. Ahora no podemos dejar de mencionar para concluir y tomarlos en un
nuevo espacio a los benefactores de la ciudad como fueron los esposos Andressen
Briceño, Juan Atalaya, Francisco de Paula Andrade, Rudesindo Soto, Dr. Erasmo
Meoz y los notables intelectuales Eduardo Cote Lamus, Jorge Gaitán Duran,
Rafael Espinosa, Ofelia Villamizar, Augusto Ramírez Villamizar, Manuel Grillo
Martínez, Enrique Pardo Farelo, por mencionar alguno de ellos.
Conclusión;
Indiscutiblemente conocer la historia de los pueblos nos lleva a
comprender el devenir de ellos, el saber cómo rescatar el ser ciudad, valorar
el legado que nos ha dejado los antepasados, la construcción y reconstrucción
de la esencia de ciudadano.
Referencias
-
DIAZ
GUECHA Leonardo Yotuhel. Docente del Programa de Derecho, Universidad Simón
Bolívar extensión Cúcuta, Miembro del Grupo Decofron, coordinador del semillero
Holístico.
-
CACUA
PARADA Antonio, Academia de historia de Norte de Santander, empresa Colombiana
de Petróleos, 1990.
-
OTERO
MUÑOZ Gustavo, Hombres y ciudades: antología del paisaje, de las letras y de
los hombres de Colombia, pg. 300, 1948.
-
GARCIA
MARQUEZ Gabriel, Cien Años de Soledad, http://books.google.com.co/books?id=JZDBXoSV5zoC&printsec=frontcover&dq=cien+a%C3%B1os+de+soledad+macondo&hl=es&sa=X&ei=WBrhT5rKE4jq0gHH5IWqDg&sqi=2&ved=0CDIQ6wEwAA#v=onepage&q=cien%20a%C3%B1os%20de%20soledad%20macondo&f=false.
-
BOIX
(1841). Recopilación de las leyes de los reinos de las indias. Madrid. Impresor
y librero, calle de carretas, numero 8.
-
MACI
Angel, 1848. La república de Cicerón, traducción al castellano por Don Antonio
Perez y Gracia. Madrid. Página 151.
-
“pasado y presente de la ciudad” del autor don Antonio Garcia
Herreros pg. 27.
[1]
DIAZ GUECHA Leonardo Yotuhel. Docente del Programa de Derecho, Universidad
Simón Bolívar extensión Cúcuta, Miembro del Grupo Decofron, coordinador del
semillero Holístico.
[3]
CACUA PARADA Antonio, Academia de historia de Norte de Santander, empresa
Colombiana de Petróleos, 1990.
[4]
OTERO MUÑOZ Gustavo, Hombres y ciudades: antología del paisaje, de las letras y
de los hombres de Colombia, pg. 300, 1948.
[7]
BOIX (1841). Recopilación de las leyes de los reinos de las indias. Madrid.
Impresor y librero, calle de carretas, numero 8.
[8]
MACI Angel, 1848. La república de Cicerón, traducción al castellano por Don
Antonio Perez y Gracia. Madrid. Página 151.
[9] La Audiencia y
Cancillería Real de Santafé (o Santa
Fe) fue el máximo
tribunal de la Corona
española sobre el territorio
del Nuevo Reino de Granada. Tuvo sede en Santafé. Hasta la constitución del Virreinato de Nueva Granada, su territorio jurisdiccional pertenecía
administrativamente al Virreinato del Perú.
Fue creada en 1549. En su origen, se encargó a esta
Real Audiencia administrar y pacificar el territorio; sin embargo, entre 1564 hasta1717, poseyó un presidente al que se le
otorgaron funciones gubernativas.
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